viernes, 26 de junio de 2009

Dias aciagos

El día 10 de este mes perdí mi empleo y durante las 4 0 5 semanas anteriores a este evento viví una sensación de desasosiego irritante y denso como el asiento de un café turco que en las manos de una adivinadora augura un “fatal” desenlace.

No me considero de ninguna manera un perdedor o un indolente pero la experiencia del último año trabajando en este puesto logro mermar la fe en mi mismo, mis habilidades creativas y mi salud física y psíquica.

De cualquier manera quedó en funcionamiento mi habilidad de percepción combinada con esa extraña sensación de comunicación extrasensorial que en ocasiones me avisa de los eventos antes de que estos ocurran. Así que tuve suficiente tiempo para prepararme para el evento que estaba por ocurrir y recibir la noticia de mi “despido” con calma y con un plan bajo el brazo.

Claro que un evento así afecta de manera directa e inmediata la forma que tenemos de percibir la realidad y quedan expuestos nuestro apegos y miedos al romper nuestra rutina aun cuando esta sea intoxicante, esclavizante o mediocre. Y después de sentir el profundo dolor de la perdida llega el alivio de haber sido liberados de pesados grilletes que mermaban nuestra felicidad o incluso nuestra salud. Y se abre un camino enorme de posibilidades para experimentar nuevas dimensiones de nosotros mismos.

Cuando existen perdidas de este tipo quedan de manifiesto nuestros verdaderos valores, la lealtad de nuestra familia y amigos, el amor de nuestra pareja y la base de nuestras creencias. En mi caso antes que nada estoy bendecido por una pareja que no es solo mi compañera si no mi motor, mi sostén y en ocasiones incluso mi guía. La cual aun en la peor de las adversidades se mantiene positiva y a mi lado, tengo a mi familia la cual está al tanto de mi y está dispuesta a ayudarme, tengo ángeles con cara de amigos que siempre me han ofrecido una mano y están en todos lados, aparecen en la forma de antiguos compañeros de la escuela , de vecinos , de colegas del trabajo, de colaboradores, de padres de la escuela de mi hija, de clientes, de proveedores, de nuevos conocidos y viejos olvidados

He aprendido a través de esta experiencia que no debo de ninguna manera apegarme a cosas situaciones o personas ya que todo es temporal y que la única manera de ser feliz es esperando y provocando el cambio. Pasar demasiado tiempo en el mismo lugar, tener demasiado tiempo el mismo carro, hacer por demasiado tiempo las mismas cosas nos llevan de la madurez a la podredumbre de manera irremediable y que ser feliz no depende de un lugar, de un trabajo de una pareja, de una cuenta en el banco o de un carro. Porque teniendo exactamente las mismas cosas, un día puedo levantarme feliz por tener lo que tengo y al día siguiente puedo sentirme completamente desdichado. Pues nuestra felicidad no depende de las cosas de las que nos rodeamos si no del puente que existe entre nuestra mente y nuestro corazón.

Los 15 días después del evento han sido de reajustes, de búsqueda interna, de análisis de cuestionamiento, de perderme ,de encontrarme y volverme a perder, de preparación para el siguiente paso de recuperación de un yo olvidado, de ver en el espejo a un niño y un anciano, a un proveedor, a un hombre a un padre a un hijo a un ser humano, a un guía a un seguidor y un observador … yo soy un milagro por como naci, por como crecí y porque he visto la muerte de frente más de una vez . Porque me ocurre lo improbable, porque el cambio es una constante. Porque soy un cuenta cuentos, porque soy un guía en la transición, porque soy el caminante porque soy hijo de Dios, Porque soy luz y a la vez sombra. Porque soy un escritor, un orador y un vendedor de ideas.

Es hora de retomar la razón por la que originalmente comencé este blog. Por dejar un registro de cómo logre domar mis adicciones.

Mañana toca visita con la doctora, nueva dieta, nueva fotografía, nuevos hábitos.

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